Aunque, el momento también cobra relevancia. Siguiendo con el ejemplo anterior, durante la marcha nupcial también sería raro que escuchásemos “Oye, abre tus ojos, mira hacia arriba”, tenemos claro por lo tanto que cada momento del evento tiene que contar con su propia playlist.

Cuando tenemos claros estos factores entra un tercero en discordia, tenemos que utilizar la música para dirigir a los invitados. Visualicemos, por ejemplo, un evento deportivo (como puede ser un partido) antes de que los jugadores comiencen el juego se reproduce un himno, en ese momento todos los asistentes se levantan y comienzan a cantar a pleno pulmón. Este es un claro ejemplo de cómo la música actúa como agente necesario para que los asistentes realicen una acción sin mediar palabra.

Pero, esto no solo ocurre en el fútbol, imaginemos ahora que estamos en un congreso escuchando una ponencia, cuando el ponente termina de hablar comienza a sonar una música un tanto alegre y distendida. Veremos cómo la gente comienza a levantarse del asiento para dirigirse a otro lugar. Otro evento en el que la música hace que los invitados se levanten son las bodas, en las bodas se indica el momento de entrada de los novios a través de una música distendida.

También ocurre en celebraciones como aniversarios o graduaciones donde el acto se divide en varias partes, la elección de la música en estos eventos se utiliza como separador entre acto y acto y marca los tiempos.